Emilio Freixas (1) escenógrafo

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Un joven Emilio Freixas es introducido por sus padres en el taller del pintor Emilio Casals donde, a sus 14 años, aprende los rudimentos del dibujo. Dos años en los que aprende lo más elemental: la utilización de los materiales con los que se consigue la representación gráfica y las nociones de composición más básicas para que aquello tenga un significado.

Pronto necesita Freixas dar suelta a sus conocimientos y con 17 años entra a trabajar en los talleres de escenografía teatral de Bulbena y Girbal donde comienza de aprendiz y permanece 16 años ejerciendo toda clase de tareas: desde niño de los recados en un comienzo, pasando por abocetar aquí y allá una maceta, un jarrón con sus flores, un segundo plano o, ya finalmente, la composición misma del decorado teatral.

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Será aquí donde, a mi modo de ver, adquirirá la base de su posterior trabajo. Pues, el punto de vista teatral, común en estos años, acostumbra su propia mirada. El público, en el teatro, ha de verlo todo desde cualquier asiento, es decir, desde distintos ángulos. Allí aprende Freixas la necesidad de la perspectiva y la composición. El ritmo de las líneas, las luces y las sombras que, a su vez, componen; los espacios sin objetos, tan importantes como lo ocupado. También lo esencial de los primeros planos, eso que el espectador ve antes y dramatizan ya lo que podrá ver a continuación. El color, también, separador de planos y ambientador psicológico de lo expuesto. Con ello aprende a estilizar lo representado y a darle su valor sintetizándolo.

A sus 33 años abandona los talleres y no embarca con los escenógrafos hacia Nueva York, por ver andar a su hija, sus primeros pasos, esta simple necesidad hace que no los acompañe…No sin antes haber recibido (1917) un primer premio en un concurso de carteles sobre el film “Arsenio Lupin”, devorar el arte de su tiempo, quioscos incluidos, el tardío modernismo y esa manera de hacer de la denominada Escuela Catalana.

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Así, trabaja para Lecturas (1921), que era el suplemento literario y artístico de la revista El Hogar y la Moda, donde, según sus propias palabras trabaja “compaginando y escribiendo algún articulo sobre arte”. Es decir, hace maquetaciones de página, ornamentos para los artículos, orlas, tipografías y toda clase de ilustraciones.

Será en Lecturas donde alcanzará cierta fama “cierto renombre romántico” debido a sus ilustraciones femeninas. “Las mujeres Freixas” obtuvieron gran aceptación…”incluso me escribían lectoras a la redacción”, comentó.

Esta mirada teatral, y por tanto cinematográfica, pues el lenguaje del cine optó por desarrollarse a partir de lo escénico, es lo que desde un principio hizo de Emilio Freixas un ilustrador, un historietista y un portadista moderno. Que comprendió al instante que en la línea, en el dibujo es donde reside el dinamismo de lo narrativo, y por medio de él se cuenta.

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01- Portada para Lecturas 1951

02- Boceto escenográfico para «El Barbero de Sevilla» 1930

03- Ilustración para Lecturas 1931. De una notable composición teatral

04- Composición de página con ornamentación ilustrada. Lecturas 1933

05- Composición para ilustrar texto. Lecturas 1933

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06/7/8- Ilustraciones para Lecturas de 1934/1936 para el relato Jardín de Maravillas/ y 1937

09-Dibujo a doble página para Lecturas acompañando texto. 1937

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10- Portada del Lecturas de Abril 1954

11- Portada para la revista miscelánica Algo, Enero de 1933

12- Portada para Biblioteca del Pueblo 1938. Durante la guerra civil Española

13- Portada para la revista femenina Quinta Avenida 1952.