Emisiones

Tanteos hacia la construcción del Yo

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El principal mensaje de los mass-media es su carácter de mercancía y la finalidad de sus productos su venta. Dos serán los pilares: el lenguaje generalizado y la apelación a los sentimientos como trama universal. Más que lo ideológico o religioso, que son localistas, su ingrediente aglomerador será el material que reportan los estados morbosos y las emociones. Un documental, metamorfoseado en genérico, cuyo único tema es la vida, que no es otra cosa que el preludio de la muerte.

La función icónica que representó el folclore, a partir de los mass-media pasa a ser arqueología, a medida que la comunicación mediática impone nuevos símbolos y renovados mitos. Un folclore nuevo. Pero, ahora pasajero, estacional, mercancía y moda.

Cualquier comunicación es univoca. El mensaje de un emisor, si es contestado por el receptor, no será en el fondo más que otra emisión. En realidad, así, no se produce en los media un proceso de comunicación, sino de emisión continua. Por tanto, sin consecuente, la naturaleza de lo emitido es un sentimiento. Un documental de la emoción.

Nadie puede hacer suyo lo otro, lo que no es él. Porque el humano es un comedor de metáforas que se segrega en otras. El drama de la comunicación es que no puede suceder sino a niveles primarios, de respuesta a estímulos primarios a su vez. Los media proceden a su representación, imaginando su sensación por medio de un lenguaje particular y especializado articulando mitos.

Así, con los media, se generan lenguajes por y en los que simular la comunicación fabricando superestructuras, es decir: debates morales.

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Extravagáncias de la identidad en la ciudad máquina

Perdidos en el laberinto neuronal

Adaptación del folclore a los tiempos postatómicos

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Imágenes de «House of Mystery» 1966. En su miniserie «Dial H for Hero» singular y excéntrico muestrario de forcejeos con el Yo.