Burton Hare – «Hola, Búho»
Cuando los sesenta cruzaban su meridiano, en plena guerra fría, la mente de las masas se concretaba en la simplificación. Fueron épocas de consignas. Sencillas proclamas deambulaban por las mentes discerniendo el bien del mal en pocos segundos. Estímulo y respuesta. Respuestas, eso sí, categóricas.
Revenidas de la misma cepa cristiana, las ideologías hegemónicas representaban su catecismo de promisión con toda su tramoya.
En la guerra, aunque sea en esto que llaman de paz; aunque sea, como en aquel caso, fría, abunda la muerte. Aquí, propiciada en el exótico teatro de sus periferias. Cuando las grandes potencias toman posiciones en escaramuzas macabras, corre la sangre.
Será en los sesenta cuando la novela popular abandone paulatinamente la hazaña bélica y su ejemplificación del heroísmo militar para, poco a poco, adentrarse en las cocinas donde se fragua y condimenta el horror. Vietnam; propiciados conflictos en Sudamérica; Cuba y las fantasías invasoras de los Miamianos…los agentes secretos, el contrabando de armas en el apogeo de su mercado…La gestación del antihéroe y el descreimiento se va introduciendo en la novela popular paso a paso, definitivamente.
Es por estas aguas donde Burton Hare va tejiendo su estilo. Abandonando paulatinamente sus magníficas novelas entrelazadas en lo criminal para ir propiciándose un héroe desarraigado de la consigna. Incrédulo ante un mundo desnaturalizado y cancerígeno.
También por estos tiempos se va convirtiendo en ciencia la propia manipulación de masas, que en el hoy cumple su mayoría de edad. Heredada gema pulida del nazi derrotado.
Así, Burton Hare, con un cambio de tono en su estilo (ajustado y digno de estudio en sus Wersterns) se desatará en brillantes novelas donde la acción se adentra en el horror. En un avance de lo que el género histrionizará en los ochenta…el héroe violento, el detective expulsado de la policía, el antiguo combatiente del Vietnam, el desertor del Este experto en política policial, llegarán a un punto de ruptura que los aboca a trances de destrucción, a conciencia, desaforadamente exterminadores sus atormentados héroes. Aquí las balas ya saben a poco. Y es en sus novelas donde los “cuchilleros” se hacen memorables, de una violencia pasmosa y sádica.
Burton Hare nunca es complaciente con lo establecido y arremete contra la consigna con descreimiento. Como los mejores escritores en lo popular sus fuentes provienen del folletín, recreando al extremo la acción y, especialmente, en su descripción del pormenor de la violencia que acompaña a la muerte.
Siempre me pareció Burton Hare novelista de variados registros. Ejemplar en el western, cuando se hace llamar Gordon Lumas; Aventurero y especulador en lo Espacial; Aromático y pintoresco en lo criminal y, aquí, gloriosamente descreído en la novela de acción reportaje. Todo un maestro que pasa de puntillas.
A partir de ahora, cuando caiga en mis manos un Gordon Lumas o un Burton Hare, -ambos me gustan mucho- los leeré de otra manera, más despacio, como siempre me ocurre al descubrir que bajos pseudónimos distintos se cobija el mismo escritor.
José María Lliró Olivé:
ALIAS, FIRMAS, SEUDÓNIMOS:
Buck Billings || Burton Hare || Clark Forrest || Delano Dixel || Gordon Lumas (a veces, Gordon C. Lumas) || Marcel D’Isard (grupal) || Max (a veces, Mike) Cameron || Mike Shane || Milly Benton || Ray Brady || Ray Simmons (a veces, Simmonds) || Ricky C. Lambert || Sam M.
Fisher