Entonces el dolor era más físico y localizado que ahora, cuando bellas y sanas modelos son las encargadas de ilustrar su iconografía, descafeinada, oculta tras velos de correccción política… basta asomar a una farmacia para constatar cómo se intenta ocultar, a nuestros ojos infantiles, su verdaera naturaleza rabiosa y mala.
…se oculta el dolor, Abuelito, ni siquiera uno ya puede salir decentemente en ataúd desde la puerta de su casa y oler la última ración de clóchinas en las mesitas del bar de enfrente…una ración de formol y al crematorio…
Pingback: Maravillas del dolor
Entonces el dolor era más físico y localizado que ahora, cuando bellas y sanas modelos son las encargadas de ilustrar su iconografía, descafeinada, oculta tras velos de correccción política… basta asomar a una farmacia para constatar cómo se intenta ocultar, a nuestros ojos infantiles, su verdaera naturaleza rabiosa y mala.
…se oculta el dolor, Abuelito, ni siquiera uno ya puede salir decentemente en ataúd desde la puerta de su casa y oler la última ración de clóchinas en las mesitas del bar de enfrente…una ración de formol y al crematorio…