mátame con música

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Contrariamente a lo que proclama el Romanticismo, esa sutil forma de alienar al oponente, la música no es la más abstracta de las artes; sino todo lo contrario: su concreción y su paulovismo. Una concreta caligrafía de los sentimientos y las emociones. Es como un fármaco, un específico matemático, estímulo y respuesta, eso es la música.

Cada música mueve, fricciona un manojo de músculos. Es nuestra herencia de mono: cuando, allá en la protohominización nos estremecimos bajo el rayo o nos lubricamos con la protorisa y el sonsonete amoroso. La música no es que amanse, nos ausenta de uno mismo, de ahí su maravilla.

La serpiente mueve su cabeza como el Cha Cha Chá antes de escupir su lienzo de veneno; el balanceo del Mambo es bien apto para recibir una estocada; el llanto del Blues bien vale un arponazo y el Rock´n´Roll…ay! El Rock´n´Roll, fue dinamita antes de que el hortera vestido de blanco lo babeara.

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Las portadas son de Bosch Penalva/ Provensal/ ?/ y Vicente Roso.