biblioteca prestada

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Una novela popular se compra, o se cambia por alguna otra…y también se presta. Y todo ello dentro de los cánones del negocio.

Diferente, sí, al mundo del hoy en el que los medievales gremios de autor se apostan hasta en un autobús de la tercera edad para satisfacer sus perversiones en tiempos de rapiña mediocre.

Pero por aquel entonces, los cuarenta y cincuenta, un honrado librero podía idear el bonito logo de ABonos de LEctura MEnsual, el ABLEME, que prestaba al escasísimo de recursos una novela en alquiler por ocho días. O, crear una Biblioteca Circulante allá en Mahon, a fin de satisfacer al caserío desperdigado, incluido el de los quesitos en porciones…

Se reentapaban con duro cartón y allí se pegaba portada y contra para preservar el producto del bullicioso desgaste del manoseo. Tempus fugit.

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La portada prestada es de Emilio Freixas para Ableme..